Light Matters: Louis Kahn and the Power of Shadow.
Un joven arquitecto me ha formulado esta pregunta: —Sueño con espacios maravillosos; espacios que surgen y se desarrollan fluidamente, sin comienzo ni fin, hechos de un material continuo, blanco y oro. ¿Por qué cuando trazo la primera línea sobre el papel, tratando de fijar el sueño, éste resulta desmerecido?
Un joven arquitecto me ha formulado esta pregunta: —Sueño con espacios maravillosos; espacios que surgen y se desarrollan fluidamente, sin comienzo ni fin, hechos de un material continuo, blanco y oro. ¿Por qué cuando trazo la primera línea sobre el papel, tratando de fijar el sueño, éste resulta desmerecido?
Es una pregunta interesante. He aprendido que
una buena pregunta tiene más valor que la más brillante de las respuestas. Esta
es una pregunta que se relaciona con lo mensurable y lo inconmensurable. La
naturaleza —la naturaleza física— es mensurable. Las emociones y la fantasía no
tienen medida, no tienen lenguaje, y los sueños de cada uno son distintos. Todo
lo que se hace, no obstante, obedece a las leyes de la naturaleza. El hombre es
siempre más grande que sus obras porque nunca puede expresar completamente sus
aspiraciones. Para expresarse a través de la música o de la arquitectura debe
recurrir a medios mensurables como la composición y el diseño. La primera línea
sobre el papel es ya una medida de lo que puede ser expresado cabalmente. La
primera línea sobre el papel es ya una limitación.
—Entonces —preguntó el joven arquitecto—,
¿cuál es la disciplina, cuál es el ritual que puede acercarnos a la psique?
Porque es en esta aura sin materia ni lenguaje donde siento que el hombre
verdaderamente es.
—Vuelva al Sentimiento, aléjese del
Pensamiento. En el Sentimiento está la Psique. El Pensamiento es el Sentimiento
más la presencia del Orden. El Orden, hacedor de toda existencia, no tiene
Voluntad de Ser. Prefiero la palabra Orden en lugar de Conocimiento, porque el
conocimiento personal no alcanza a expresar el pensamiento en forma abstracta.
Esta Voluntad de Ser está en la Psique. Todo lo que deseamos crear tiene su
principio, exclusivamente, en el sentimiento. Esto que es verdad para el
científico, lo es igualmente para el artista.
Pero le previne a mi interlocutor que contar
sólo con el Sentimiento e ignorar el Pensamiento significa no realizar.
Dijo el joven arquitecto: —Vivir y no
realizar es intolerable. Los sueños llevan implícitos la voluntad de ser y el
deseo de expresar esa voluntad. El Pensamiento es inseparable del Sentimiento.
¿De qué manera puede entonces el Pensamiento entrar a formar parte de la
creación, de modo que esta voluntad psíquica pueda ser más cabalmente expresada?
Esta es mi segunda pregunta.
—Cuando el sentir personal se trasciende en
la Religión (no en una religión, sino en la esencia de la religión) y el
Pensamiento nos lleva a la Filosofía, la mente se abre hacia la comprensión.
Comprensión de la virtual voluntad de ser de, digamos, determinados espacios
arquitectónicos. La comprensión es la combinación del Pensamiento y el Sentir
en un momento en que la mente se halla en una relación más estrecha con la
psique, origen de lo que una cosa quiere ser. Este es el comienzo de la Forma.
La Forma implica una armonía de sistemas, un sentido
del Orden y de lo que individualiza una existencia. La forma
no tiene figura ni dimensión. Por
ejemplo, "cuchara" (el concepto de cuchara) caracteriza una forma que
posee dos partes inseparables, — el mango y el receptáculo cóncavo— en tanto
que una cuchara implica un diseño específico hecho en plata o madera, grande o
pequeña, profunda o no.
La Forma es el "qué". El Diseño
es el "cómo". La Forma es impersonal, el Diseño
pertenece al diseñador. Diseñar es un acto circunstancial, depende del dinero
de que se disponga, del sitio, del cliente, de la capacitación. La Forma nada
tiene que ver con las condiciones circunstanciales. En arquitectura,
caracteriza una armonía de espacios adecuada para cierta actividad del hombre.
Reflexione entonces sobre lo que caracteriza
en abstracto los conceptos "casa", "una casa", o "el
hogar". "Casa" es el concepto abstracto de espacios convenientes
para vivir en ellos. "Casa"' es por lo tanto una forma mental, sin
configuración ni dimensión. "Una casa", en cambio, es una interpretación
condicionada de esos espacios. Esto último es diseño. En mi opinión, el valor
de un arquitecto depende más de su capacidad para aprehender la idea de
"casa", que de su habilidad para diseñar "una casa", que es
un acto determinado por las circunstancias. "El hogar" es la casa y
los ocupantes. "El hogar" varía de acuerdo con el ocupante.
El cliente para el que se diseña una casa
señala al arquitecto las superficies que necesita. El arquitecto crea espacios
a partir de estos requerimientos. Una casa creada de esta manera para una
familia determinada debe poseer la cualidad de servir también para otra
familia. De esta manera el diseño refleja
su fidelidad a la Forma.
Concibo a la escuela como un medio ambiente
constituido por espacios en los cuales se puede estudiar satisfactoriamente.
Las escuelas comenzaron con un hombre, que no sabía que era un maestro,
discutiendo bajo un árbol sus experiencias con unos pocos que ignoraban, a su
vez, que eran estudiantes. Estos últimos, reflexionando sobre lo que se había
discurrido y sobre lo útil que les había resultado la presencia de este hombre,
aspiraron entonces a que sus hijos también escucharan a un hombre semejante.
Pronto se erigieron los espacios necesarios y aparecieron las primeras
escuelas. La aparición de la escuela era inevitable porque formaba parte de los
deseos del hombre.
Es bueno para la mente volver a los
comienzos, porque el comienzo de toda actividad estable del hombre es su
momento más maravilloso. En él se encuentra todo su espíritu y toda su riqueza,
y es en él donde debemos buscar constantemente inspiración para resolver
nuestras necesidades actuales. Podemos contribuir al engrandecimiento de
nuestras instituciones brindándoles nuestro modo de sentir esa inspiración a
través de la arquitectura que le ofrecemos.
Reflexione entonces sobre el significado de
escuela, en contraste con el de una escuela o institución. La institución es la
autoridad que nos expone las necesidades a las que debemos responder. Una
escuela, un diseño específico, es lo que la institución espera de nosotros.
Pero Escuela —el espíritu Escuela, la esencia de la voluntad de ser— es lo que
el arquitecto debe expresar por medio de su diseño.
Esto es lo que distingue al arquitecto del
mero diseñador.
En la escuela como reino de los espacios
aptos para el estudio, el hall de entrada —que para la institución es sólo un
área de equis metros cuadrados por alumno— se convertiría en un generoso
espacio tipo Panteón que invitaría a los alumnos a entrar. Los corredores, de
dimensiones más amplias, abiertos hacia los jardines, quedarían transformados
en verdaderas aulas, propiedad de los estudiantes. En estos lugares los
muchachos se reunirían con las chicas y podrían discutir las clases de los
profesores. Si estos espacios fueran también utilizados en horas de clase, y no
solamente en los intervalos entre ellas, se convertirían en lugares de reunión,
ofreciendo así la oportunidad de intercambio y de estudio. En este sentido
vendrían a ser aulas de propiedad de los alumnos. Las aulas propiamente dichas
deberían reflejar su uso
Través de la variedad espacial y no mantener
una semejanza de dimensiones de tipo familiar, porque una de las más grandes
cualidades del maestro que enseñaba bajo el árbol era la de reconocer la
individualidad de cada hombre. Un maestro o un alumno que se encuentra en una
habitación frente a una chimenea, rodeado de poca gente, no es el mismo cuando
se halla en una gran habitación junto con muchas personas. ¿Puede estar el
comedor en un sótano, aunque el tiempo que allí se pase sea escaso? El momento
de descanso de la comida, ¿no es también parte de la enseñanza?
La comprensión de lo que caracteriza a los
espacios ideales para una escuela, por parte del instituto de enseñanza que la
requiere, obliga al arquitecto a enterarse de lo que la Escuela quiere ser, es decir, a tomar conciencia de la forma Escuela.
Ajustarse
a lo circunstancial es justamente el papel que compete al diseño.
Quiero decir algo más acerca de la diferencia
que existe entre forma y diseño, acerca de la concepción, acerca de los
aspectos mensurables y no mensurables de nuestro trabajo y de sus limitaciones.
Giotto fue un gran pintor. Porque fue un gran artista, pintó cielos diurnos de
color negro, pájaros que no podían volar, perros que no podían correr y hombres
más altos que las puertas. Un pintor tiene estas prerrogativas. No tiene por
qué responder a los problemas de la gravedad, ni considerar las imágenes tales
como las conocemos en la vida real. Como pintor, expresa una reacción frente a
la naturaleza, y, a través de sus ojos y sus reacciones, nos ilustra acerca de
la naturaleza del hombre. El escultor modifica el espacio con objetos que son
también expresión de sus reacciones frente a la naturaleza. No crea espacios,
los modifica. El arquitecto crea espacios.
Para el compositor, la hoja de música es un
registro visible de lo que oye. El proyecto de un edificio debe —del mismo
modo— poder leerse como una armonía de espacios iluminados. Cada espacio debe
ser definido por su estructura y por el carácter de su iluminación natural. Aun
un espacio concebido para permanecer a oscuras debe tener la luz suficiente
—proveniente de alguna misteriosa abertura— que nos muestre cuan oscuro es en
realidad. Por supuesto, no hablo de las pequeñas superficies que sirven a los
espacios mayores.
Un espacio arquitectónico debe revelar la
evidencia de su formación por el espacio en sí. No será en espacio cuando se lo
modele dentro de una estructura más grande concebida para un espacio mayor,
porque la elección dé la estructura es sinónimo de la elección de la luz que da
forma a ese espacio. La luz artificial es sólo un breve momento estático de la
luz; es la luz de la noche y nunca puede igualar a los matices creados por las
horas del día y la maravilla de las estaciones.
Un gran edificio debe comenzar con lo
inconmensurable; luego someterse a medios mensurables, cuando se halla en la
etapa de diseño, y al final debe ser nuevamente inconmensurable. El diseño
—hacer cosas— constituye un acto mensurable. En ese momento es como si el diseñador fuera la naturaleza
física misma, ya que en la naturaleza física todo es medible, aun lo que
todavía no se ha medido, como sucede con la distancia a las estrellas más
lejanas, que algún día, según suponemos, también podremos medir.
Lo
que es inconmensurable es el espíritu psíquico. La psique se expresa a través del
sentimiento y del pensamiento, y yo creo que siempre permanecerá
inconmensurable. Intuyo que la Voluntad
del Ser psíquica invoca a la
naturaleza para realizarse en lo que quiere ser. Yo pienso que una rosa quiere
ser una rosa. La Voluntad de Ser hombre se concreta en la existencia a través
de las leyes de la naturaleza y de la evolución. El resultado es siempre
inferior al espíritu de ser.
El Diseño
debe seguir estrechamente esa Voluntad. Por lo tanto un caballo
pintado a rayas no es una cebra.
Del mismo modo, un edificio ha de comenzar en un
aura inconmensurable y concretarse a través de lo mensurable. Es la única
manera en que podemos construir; la única manera de llegar a ser se concreta a
través de lo mensurable. Es necesario respetar las leyes, hasta que al final,
cuando el edificio pasa a ser algo vivo, evoca cualidades que son, nuevamente,
inconmensurables. El diseño, en cuanto implica cantidades de ladrillos, métodos
de construcción y de cálculo, ha finalizado; el espíritu de ser del edificio
ocupa entonces su lugar.